Hoy soy Mercurio Inmortal. Desde lo profundo de mis entrañas se expele olor pútrido, se revuelven las cenizas. Mi rostro está gris y desdibujado, pero aún cumple con algunas sonrisas honestas. Florecí y me marchité tan rápido. Y las letras escasean al saber que volveré a repuntar, que todo es efímero, tal como lo fueron mis pétalos mirando al sol, y la saliva que boto entre arcadas de tanto mirar las olas turbias que vienen y van en lo hondo de mi mar.-
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