Hubo un
tiempo en que yo te amé
y me arrojé a
tus brazos repletos
Hubo un
paréntesis de tiempo en que
derretí mis
besos en tu rostro gualdo
lancé mis
artilugios a tus vocablos y agasajos
pero tus brazos estuvieron anclados
Y hubo
otros tiempos también
en los que
se me acabó la vida
y tú, siempre dormido, despertaste tan tarde
que olvidé por ti haber derramado mi sangre
y tú, siempre dormido, despertaste tan tarde
que olvidé por ti haber derramado mi sangre
Este hombre
que es mis montañas
que me entrega arrullos
que me
remueve el corazón y el sentido de unión
este hombre
al siguiente me dice adiós
debo escalarlo, debo rodarlo
Hubo un
tiempo en que amé a ese hombre sin voz
pero hay
este tiempo también
en que ya ni puedo intentarlo más.-
preguntas antiguas
ResponderEliminarEl más antiguo: mi padre.
EliminarSé que eso es lo que te interesa saber...
No intento saber cuál de todos los honbres, no sé si es odio o costumbre lo que te lleva a asumir eso de mi, es decir, el si quiero saber aquello.
EliminarMi comentario era más sin apetito de respuesta, porque entendí bien este escrito.
La costumbre.
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