Decantas las olas
para que no te dañen las mejillas.
Succionar el calor de
lo tétrico
para que puedas ver
todo con los sentidos
¡Que el mar se hunda
en el precipicio que formó!
Que los cielos se
lluevan para no lavarte más la cara
y que con cada lavado
se vaya un poco de
ti.-
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